Esguinces, luxaciones, distensiones, roturas y desgarros musculares son algunas de las lesiones frecuentes en deportistas y personas que practican algún tipo de ejercicio físico. Existen tratamientos específicos para cada una de ellas con el fin de paliar las molestias y devolver al músculo su funcionalidad habitual. Pero, de nada sirve sin aplicar el tratamiento de rehabilitación adecuado que recupere por completo la zona afectada. Por eso, en este post queremos contarte cómo es la rehabilitación de una lesión muscular.
Proceso de rehabilitación de una lesión muscular
Las lesiones suelen producirse por distintas causas que, generalmente, son ausencia de calentamiento, fatiga física, acortamiento muscular o un traumatismo. Dependiendo del grado de la lesión, podemos sufrir una distensión, una rotura de fibras, un desgarro muscular… Veamos cuáles son las fases y los objetivos en un proceso de rehabilitación de una lesión muscular.
Primera fase: minimizar la inflamación
En la etapa inicial, cuando el dolor es más intenso, se recomienda reposo, pierna elevada, compresión de la región afectada y la aplicación de hielo. Esta etapa no debe alargarse más de lo necesario, puesto que conviene recuperar cuanto antes la forma física.
Segunda fase: dotar de movilidad y fuerza a la zona afectada
Mediante ejercicios suaves, esta fase tiene por objetivo recuperar el tono muscular y se solapa con la fase anterior. Es decir, casi desde el primer día, empezaremos a realizar estos ejercicios a fin de devolver a la zona la movilidad perdida.
Tercera fase: ejercicios prácticos
Tras ganar tono muscular, podemos comenzar a realizar ejercicios funcionales para recuperar la coordinación que probablemente hayamos perdido en la fase de reposo. Estas actividades consisten en andar rápido y, día a día, empezar a realizar carrera suave, saltos, etc.
Cuarta fase: ejercicios específicos
Es el momento de realizar ejercicios específicos de la zona lesionada con el objetivo de progresar en movilidad, fuerza, resistencia y agilidad.
Quinta fase: vuelta a la normalidad
Una vez haya desparecido la molestia, y teniendo la confianza de que una recaída sea poco probable, toca volver a hacer vida normal. Es decir, volver a nuestra práctica deportiva habitual, siempre asesorados por un fisioterapeuta y recordando la importancia del calentamiento previo y estiramiento posterior al ejercicio. De igual modo, es aconsejable aplicar hielo en la zona recuperada tras practicar deporte.
Estas podrían ser las fases de un proceso de rehabilitación de una lesión muscular. En Fisant, contamos con especialistas en fisioterapia deportiva, por lo que puedes consultarnos cualquier duda que tengas al respecto. ¡Llámanos!